LOS NIÑOS DE MI VIDA
En este último tiempo la naturaleza a seguido su curso y los niños florecen por todas partes. Sus cuerpecitos chiquitos y frágiles al nacer, van creciendo tan deprisa...sus ojos descubren todo y uno se pregunta que tiempos aquellos en que la sorpresa y lo cotidiano de la vida sobraban para ser felices. Ver reir a nuestra Conita con sus monitos que cuelgan sobre su cama al despertar fue una maravilla. Jugar a esconderse detrás de un baboso paño de guagua con Ian fue el minuto más feliz del domingo. Y es que me di cuenta que junto con los niños, los padres, abuelos, tíos y amigos van reencantándose de nuevo con las cosas simples. Y el ciclo se cierra... cada nuevo nacimiento nos trae de vuelta a lo esencial de la vida, trae alegría y espontaneidad. Si pudieramos quedarnos solo con un poquito de eso en nuestra seria adultez seríamos quizás más felices... de hecho ya casi al final del doctorado pronto pescaré mi maleta y definitivamente me llevaré en ella las risas, los abrazos, las buenas tallas, los brindis, los bailes, los almuerzos, y tantas cosas. Y de ciencia... bueno espero que vaya un paper en mi mochila pero si no va ya soy feliz con todo el resto.